28.5.07

Conocer a Michelle Reis



Por algún lado escuché o leí (de seguro fue en una película, aunque creo que García Márquez tiene un cuento de algo similar) la historia de un tipo de cómo y cuando conoció a quien el creía era la mujer más hermosa del mundo. Contaba, como proeza heroica, que jamás imaginó tenerla a pocos metros cerca, ni mucho menos hablarle. Pues yo no soy tan optimista y la verdad que el título de “la mujer más hermosa del mundo” aún no se lo otorgo a nadie, dado que no soy un tipo que le guste hablar de absolutos, habiendo tantas mujeres hermosas. Aún así, la historia de este chavalo se me quedó por ahí rondando y cierta noche cepillándome los dientes, me vino la (fatal) idea de que yo nunca llegaría a conocer a Michelle Reis, quien para mí podría bien ser la mujer más hermosa del planeta. Fue una sentencia que me cayó bien pesada, y sin querer exagerar, fue como cuando de chico entendí que la muerte nos llega a todos o como cuando me resigné a la idea de que yo nunca llegaría a ser cosmonauta.

Esta bien, reconozco que soy un tipo exagerado y melodramático, conocer a Michelle Reis bien que mal es lo mismo que decir que conocer a muchas otras personas, pero algo me llegó a afectar profundamente. Cierto que conocer a muchas otras mujeres quizá me ilusione más, pero en particular una parte de mi se muere (o debería decir, murió) por conocer en persona a Michelle Monique Reis, una mezcla chino-portuguesa, de un metro setenta y uno, reina de belleza de Hong Kong nacida un buen sábado 20 de junio de 1970. En su currículum hay una larga lista de películas, la gran mayoría no las he visto ni tengo la menor idea de lo que traten, sin embargo me basto con verla en “Ángeles Caídos” para que le dedique este texto.

Pues bien, ya estando resignado a no tener más esperanzas por conocerla, creo que me puedo dar el lujo de liberar mi imaginación (acá casi escribo inteligencia en lugar de imaginación). Fantaseo como sería un improbable encuentro con esta actriz que menciono en el título. Primero mentalmente busco puntos en común que a lo mejor me conecten a ella, para ver si de alguna manera ideo alguna circunstancia. Ignoro si ella tendrá afición por la literatura (ojala que sí) y más aún si gustamos de los mismos libros, o inclusive si concordamos con gustos musicales. Supongo que el punto de encuentro obvio es que ella actúa y yo amo el cine, así que nuestro encuentro sería en la exhibición de alguna película (por motivos personales y porque acá ya se vale soñar con más imposibles, me doy el gusto de suponer que es el estreno de alguna de Wong Kar-wai). El lugar, continuando con mis fantasías (llamémoslas así, aunque suene patético ¿que más da?), sería en algún festival de cine, pero para mantener algún toque de realismo, digamos que sería alguno hecho en América Latina, dado que es más factible que yo esté en Buenos Aires o en el DF a que este en Cannes, San Sebastián, Venecia o Berlín.

Sería una noche lluviosa y tras de ver la película habría (creo yo, nunca me han invitado a una cosa de estas) vino y algún tipo de refrigerio. El lugar estaría lleno de artistas, gente del medio, prensa y un tico infiltrado. A lo mejor estaría acompañado de alguna amistad. Mi amigo (no sé porque pero tengo la impresión que estaría acompañado de un hombre, en lugar de una mujer) y yo estaríamos viendo como tener la oportunidad de acercarnos al director para sacarnos una foto y para saciar mi curiosidad de preguntarle si alguna vez ha considerado en realizar una película basada en algún texto de Cortázar o Borges (el hombre es un confesado aficionado a la literatura latinoamericana). Llegaríamos casi imponiéndonos en medio de varia gente y haríamos la de siempre en casos como estos: “Maestro, permítanos felicitarle por su obra…” (no, que asco... que frase de cartulina) Mejor algo así: “Señor, somos de Costa Rica, grandes admiradores de sus películas y quisiéramos felicitarlo por su trabajo… ¿lo molestaríamos con una fotografía?” Supongo le hablaríamos en inglés, pero a lo mejor el chavalo domina el español.

Mientras conversamos (en mi fantasía el maje es una persona muy accesible y amistosa) yo con el rabillo del ojo la divisaré en un grupo más pequeño de gente. Escuchando atentamente, sonriendo y asentando con la cabeza a sus interlocutores. Me separaría de mi amigo y lentamente me acercaría sin que ella me viera. Esperaría alguna pausa en la conversación y la saludaría. Acá, no sé si le extendería respetuosamente la mano o si sacaría provecho de mi background de latinoamericano y de plano me lance a darle un beso en la mejilla (quienes me conocen saben bien que haría). Le diría: “I just wanted to say that I really admire your work… You were wonderful on Fallen Angels…” Muy cuidadosamente y terriblemente nervioso, buscaría como hacerle una charla breve por lo menos. Le ofrecería alguno de mis cigarrillos costarricenses, y le preguntaría si alguna vez ha estado por el Caribe. Le preguntaría cosas generales, y le contaría de donde vengo y mis impresiones de su actuación, como me fascinó la película y su presencia en escena (quien sabrá que diablos significa eso), ya más en confianza, tal vez le recomiende irse de vacaciones a Guanacaste o Manuel Antonio. Dudo que nuestra conversación dure más de veinte minutos. No creo que me atreva de pedirle alguna dirección postal o un correo electrónico. A lo mejor hasta me de pena en pedirle una fotografía juntos. Aún así, si me tomara la foto con ella, la guardaría sin querer mostrársela a nadie. Aunque siendo como soy, la enmarcaría y estaría en un estante del mueble de la biblioteca. Por más que lo fuerce, en mi fantasía (cada vez que escribo esta palabra, la odio más) no me atrevería a decirle: “You are the most beautiful woman in the World” o “Since I first saw you on the screen I fell in love with you…” no por que sería una tremenda cursilería, si no porque no me veo diciéndole algo así.

¿Contaría después la anécdota, como el tipo de la película? No lo creo porque en verdad son pocos (o ninguno) de mis amigos cercanos quienes saben de Michelle Reis. ¿Que importancia tiene en conocerla o no? Sinceramente, no lo sé. Mi fantasía de cómo sería conocerle, no es muy ambiciosa, no pasa de un breve encuentro y ya. Estoy bastante seguro de que es prácticamente imposible, y no me hago de ideas, pero debo reconocer que me cuesta aceptarlo. Igual, ¿quien sabe? A lo mejor estaré más cerca de lo que jamás pueda imaginar bajo una enorme variedad de posibilidades, pero al no ser un tipo que a quien le abunde la buena suerte… supongo que ya captan lo que quiero decir.

Pero, en fin, no importa.

Si algún día en realidad la encuentre, le contaré que alguna vez escribí sobre conocerla y que hasta ese momento (y solo hasta ahí) nunca, pero nunca la creí posible.

16.5.07

Julio Cortázar para el post 99

La pura verdad, desconozco si todavia esto tiene algun tipo de lectores o algo por el estilo, pero ya me aproximo al post 100 y para celebrarlo presento una entrevista de Julio Cortazar de casi 2 horas de duración realizado por el programa "A Fondo" de TVE en 1977.




El video se puede descargar gratuitamente aquí: http://video.google.com/videoplay?docid=-3562250863327291954&q=julio+Cortazar+duration%3Along

11.5.07

Para una chica light


Buscate otro perro que te ladre princesa


Perdona, amor mío, que esta carta te la haya escrito a mano y no te la haya puesto en tu email. Pero me desangro en nervios y no sé si llamarte al móvil. Ocupo ahora mi tiempo fumando todos los cigarrillos que me quedaron. Me da pena, porque sé que te fastidia el tabaco, ringtones escandalosos y la gente que pierde el glamour por cualquier excusa. Que otra vez esta “in” estar saludable.

Amor mío, de verdad, ruego que me perdones, porque la ropa me apesta a nicotina y porque la tinta de mi pluma aun no se seca. Lamento que Cosmo no te haya advertido de como proceder en congojas como esta que viene a representar mi presencia en tu vida. Me cuesta controlar mis impulses y desistir de esperarte por fuera del gym con serenata, pero no encuentro ningún trío que se sepa alguna canción de Shakira o Alejandro Sanz.

Te confieso que a pesar de nuestras distancias, a veces sueño con hacerte espacio en los estantes de mi biblioteca para tus libros de autoayuda y Biblias ilustradas, para tus instructivos de Feng Shui de alcoba y Los Secretos de los Hombres. Para las fotos de Miami y varias plantas. Nos imagino alimentando un French Poodle con cuchara brillante y tomando agua embotellada sacada del tubo.

Espero que no te fastidie el olor del incienso, o una maratón ocasional con Groucho Marx (No, mi amor, estas equivocada, ese que dices vos es Chaplin… Groucho es el de los anteojos y el habano)

¡Amor mío, pensa en nuestras conversaciones! ¡Al café! ¡En la cena! Solo imagina nuestros chats, sms, nuestro pillow-talk… Cuando leo, podes hacer yoga, Pilates, o aeróbicos.

Pensalo bien, es inevitable; nos merecemos el uno al otro. Nos venimos buscando sin saberlo y soñando en el mismo lugar solo que la música sea otra, y los colores distintos. Consideralo muy bien, masticalo y consultalo con tus padres o tu analista. Anda a la Iglesia y rezá por nuestras almas perdidas. Examina tu conciencia y llena varios tests en las revistas… y al final te diras convencida y aliviada (o resignada, da igual): “Nos merecemos”. Por que ambos hemos pecado cada día, y los dos debemos estar condenados al mismo infierno.