[Sín Título]
I.
“She’s looking at you / I don’t think so, she’s looking at me…”
- Counting Crows, “Mr. Jones”
Escuchando como cantas
dándome la espalda.
Yo que duermo en misa,
ninguna de tus piezas
se me escapa.
Todos en la barra
se humedecen los labios
y piden que los embriagues.
Yo cuento todas las veces
que solo a mi me cantas.
Y borras cualquier duda,
las siete veces que me miras
y sacas la lengua.
Decido que
no quiero tomar el vino de tu voz
de la copa de la que toman todos.
Prefiero beber directamente
de tu boca.
que se derrame por tu cuello,
y la comisura de mis labios.
Que me llene la ropa
y el paladar.
¿Y que importa si me emociono
y me de por pensar tonterías?
Si bien que me gusta
oírte cantar
y soñar que es solo a mi.
II.
El albor callejero,
nos persigue
desde que salimos del bar.
Escaló hasta nuestra ventana
y encontró la soltura de tus jeans y
la puerta entreabierta
al paraíso más pequeño del mundo,
un sexo generoso y acogedor.
Una esquina
de gemidos con sordina
y comunión horizontal.
Procurando que nadie despierte,
en la alfombra de la sala,
acomodándonos en el suelo
Dejando que la saliva
nos avive las brasas.
No hace falta cobija,
las protestas y suplicas
se derriten en
la piel ardiente de tus pezones.
Este sabor a locura,
de presurosa huida a
querer entregarme,
lo empuja
el anuncio repetido
de que llegas…
tres o cuatro veces
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