25.2.07

[Sín Título]

Estoy adicto a las gracias
de no poder vestirme a la luz de vencedor.
Pero igual es más costumbre trillada
que constante patología.
A la arquitectura de tus vocales
y el pelo que cubre tus orejas,
no le sobra dedos para cubrir
todas las estrellas de la galaxia.
Lo que vos llamas caricias, dejan moretones
y son solo una vana promesa
de que la carne salada se saborea
solo por estar desnuda.
Aun así no te guardo rencor que no muera
después del tercer trago de guaro
y no se ahogue en cascada de humo en mi esófago.
Te seguiré dibujando en servilletas,
con una gran sonrisa, muy complacido
de ser una mancha en tu conciencia.
Ser el círculo rojo en tu expediente
que te recuerde que no eres santa
si no una mujer de carne y hueso.

1 Comentarios:

A la/s dom feb 25, 01:35:00 p. m. 2007, Blogger Cristibel dijo...

Quién quiere santas? De qué estás hecho?

Por otro lado, quisiera dibujar así mi despecho. Buen desahogo. Disfruté la lectura.

 

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