22.10.05

“No quiero parecer grosero, pero, pinche vida.”
Rubén Bonifaz Nuño


Te escribo, te escribo porque sí.
Porque no espero respuesta,
para ahorrarme una despedida.
Te escribo porque no te olvido,
porque quisiera pensaras de mi diferente.
Te escribo porque sí. Tanto y por todos lados,
por las hojas del calendario y el papel de la oficina,
por estar más loco que los demás.
Porque no sos la primera y no serás la última.
Para ignorarte, para hacerme el muy hombre,
te escribo porque sí. Porque digo ser poeta,
porque en el fondo, quiero me leas.
Sin compromisos, ni ataduras.
Porque no toco tu boca, porque te imagino desnuda
y no acaricio tu espalda.
Te escribo como un tatuaje,
como un número de teléfono,
como los apuntes de la Universidad.
A medio lado, al revés y de puntillas,
como la marea, dudoso y resentido.
Por los parques, los restaurantes y los vecindarios.
Te escribo como la fila para el cine,
como el vestidor del teatro y las presas de Heredia.
Como una carta en la pantalla,
rodeada de entresijo,
con marcador rojo y llorando.
Apagando la radio.
Te escribo justo afuera de tu puerta,
Desde la segunda fila del teatro.
por tus novios, exnovios y el azúcar regado por el mantel.
porque quiero tomarte por sorpresa,
porque sé que te vas mañana,
porque me comporto como un imbécil y no quiero pedir perdón.
Te escribo una y otra vez sin mucho cambio,
porque sí, porque no te entiendo.
Porque eres todo lo que nunca he tenido,
porque eres una postal de Andalucía y las playas de Málaga.
Te escribo porque sí, porque no eres mía,
porque todo esto te lo callo a gritos.
Te escribo con poca tinta y mucho enojo,
porque no me basta con guardar silencio y no llamarte a cada rato.
Te escribo con humo, guaro y cocaína.
Con Sabina, Guerra y salsa.
Por las plantas y el barro del patio trasero.
Porque eres hembra y te deseo sin vergüenza.
Porque sí, medio dormido, agazapado y, a veces, malherido.
Te escribo como un resfrío, jalando mocos y estornudando.
Como una sopa, en el crucigrama
y porque no me da la gana de hacer otra cosa.
Te escribo porque nos gustan las mismas mujeres,
porque eres más inteligente que yo,
porque estoy muy aburrido en clases de Gramática.
Por los viajes a comprar pan y el olor del asfalto mojado.
Porque me quiero morir joven,
porque está de más
y yo sé que es inútil.
Por las hojas blancas, porque ando solo y me cuesta dormir.
Te escribo por estar ahogado en deudas,
por las puertas de los baños.
Por tus actuaciones y los aplausos.
Te escribo en un solo reglón, con pocas letras y caligrafía chica,
tratando de disimular que me da miedo no saber lo que digo.
Por estar a la deriva, Como un llavero que perdí.
Te escribo como en una cama grande,
por las siestas y la vagabundería de las clases de francés.
Tanto que al cabo de un rato ya no duele,
porque no pienso volver a tus obras.
Te escribo con una sola mano, por los ceniceros atiborrados.
Te escribo porque sí… siempre…

1 Comentarios:

A la/s lun oct 24, 10:36:00 a. m. 2005, Blogger Zauberlehrling dijo...

Buen post, L. Chávez. Hay demasiadas razones por la cuales escribir... Saludos Agustín.

 

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