Todos arden en el infierno
Para mí y quienes se sientan aludidos
Y descubrió el agua tibia,
una cama para dormir la borrachera,
donde se puede vomitar a gusto
y mañana, listo, como nuevo.
Pero ahora es un artista.
Ya sea por el Hachís, el Vodka
o el mismísimo Éter puro.
Cada alucinógeno,
cada muerte blanca
cada lirismo,
cada estética
y a usted se le ocurrió la maravillosa idea
que los versos salen mejor
en el silencio de la sangre
que brota por la nariz,
en el ardor de un caño,
y los tragos
y la mujer,
y el complejo de Edipo,
y el perro,
y Etcétera, etcétera…
disculpe, poeta mediocre,
¿Acaso pensaba que los demás escribimos sobrios?