10.9.09

Paseando de noche

Es de noche y es fácil mirar las centellas atoradas en la servilleta. Porque cuando se lleva varios días fuera de casa y el bosque de las farolas se va descoloriendo de a poco.
La has buscado al trabajo y me has dicho que ha salido temprano, sin dejar dicho a donde. Te sorprende, luego, la lluvia en la calle mientras fumabas viendo tu sombra partirse en tres sobre las baldosas de la calle.
¿Donde estarás metido? ¿Tras mitos y entredichos?
Dirías: alguna vez fui feliz, pero sería una mentira. Y yo te la creería por el margen de error de las leyendas urbanas que nos volvieron en estos remedos de hombre que somos ahora.
Te preguntas: ¿Dónde estará ella? Si acaso estará siguiendo mis pasos.
Yo sé que no, ya te ha tachado por completo. Bebe a sorbos de su vaso, dubitativa, por un pensamiento fugitivo que huyó antes de que pudiese nombrarlo.

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