Es de noche y es fácil mirar las centellas atoradas en la servilleta. Porque cuando se lleva varios días fuera de casa y el bosque de las farolas se va descoloriendo de a poco. La has buscado al trabajo y me has dicho que ha salido temprano, sin dejar dicho a donde. Te sorprende, luego, la lluvia en la calle mientras fumabas viendo tu sombra partirse en tres sobre las baldosas de la calle. ¿Donde estarás metido? ¿Tras mitos y entredichos? Dirías: alguna vez fui feliz, pero sería una mentira. Y yo te la creería por el margen de error de las leyendas urbanas que nos volvieron en estos remedos de hombre que somos ahora. Te preguntas: ¿Dónde estará ella? Si acaso estará siguiendo mis pasos. Yo sé que no, ya te ha tachado por completo. Bebe a sorbos de su vaso, dubitativa, por un pensamiento fugitivo que huyó antes de que pudiese nombrarlo.
Ya no te cubrirán los edificios, Y estas calles serán solo un chiste que estará perdido en los anaqueles de la memoria. Te encontrarás solo entre la gente enmascarada y sus disfraces te perturban. Perderás la noción del tiempo y te quedarás dormido con los ojos abiertos. La película seguirá adelante, Y a vos te encuentra la luz que te persigue. La muerte se cansará de seguirte sin rumbo, romperá su contrato. Sea para bien o para mal has llegado al umbral que tanto buscabas.
Espacio dedicado a los acensores vacíos y al resucitado tren de Heredia. A la memoria de los caídos en el deber de la irreverencia y a las mujeres del prójimo. A las teorías de la evolución y el caos. A la memoria de G.W. Villalobos y a los discriminados por no ser vegetarianos.Al team florense y demás habituales derrotados. Al hábito de la lectura y los discos. A Rosario Dawson, Michelle Reis y Rita Hayworth. Y, sobretodo, a quien lea estas líneas y se sienta identificado.