Yo no doy pie con bola
Aquí descansa mi inocencia:
tras el callejón sin salida
en los bolsillos del dealer
y la propina del cantinero.
En las sombras de esa mujer,
el profundo sabor del cuero
y en mi futuro cancer de pulmón.
La sartén en mi cabeza,
las hambres , mis uñas,
mis tatuajes, las mordidas.
Llevarlo en la sangre,
Argentina, de noche a Nicaragüa,
Maradona, Blades, Yorke y Cortazar.
Al Luis Chaves del periódico,
al mudo candor del anonimato.
A fin de cuentas, ateo y todo,
llevo un escapulario en la billetera,
ojala tambien tuviese una navaja.
El ardor del tequila sobre la herida
en donde entraron las balas
de cuando me disparó la vida...