**Salsa Vengativa**

“To all the girls I’ve loved before
Who traveled in and out my door
I’m glad they came along”

Willie Nelson, “To all the girls I loved before”

Podría hacerte de pie,

Construirte mil veces.

Decirte hasta quedar mudo

Y renegarte

hasta que me dejes ciego.

Cantarte, odiarte

Y llorar desconsolado.

Vos que llegaste siempre

Sin invitación,

Que siempre caíste

tropezando

Siempre tocaste

sin niguna pregunta

Solo llegabas una y otra vez.

Te pusiste mil caras,

Te hiciste mil alias

Y disfraces siempre distintos

Manso, siempre me enamoré

en tiempo record olímpico,

mejor aún era mi habilidad

de olvidarte…

de encontrarte en otra

y así seguí midiendo mis días

hasta esta noche.

Están todas acá

Mirándome agonizar

Hasta ahora veo,

Eras muchas

Y yo

solo uno;

da risa saber que al final

las seguí amando

a todas.

En la portada de la revista Proa (suplemento dominical del periódico La Nación de Costa Rica) de hoy domingo 16 de julio del 2006, aparece en la portada una frase que es, quizá, el comentario más certero que he leído de una dicha publicación en lo que va del año:

“Auge: La payasería en Costa Rica ha tenido una notoria evolución”

¿Es de reír, verdad?

”Why so grim and lonely?”

- Radiohead

Y te aseguro que lo soñé,

Que fumaba bastante.

¿Cierra la ecuación?

desviaba sin querer la vista.

A Garrincha le hice ningún poema

pequeñito, dibujé defensas

cercándole el paso.

el marco lejano,

las líneas donde iría su baile.

Fijate, no es triángulo,

yo todo esto lo soñé,

Parece que así fue.

Yo no lo escribí nada a Garrincha, lo soñé

Ni le reproché al lapicero por quedarse sin tinta

Ni llame a mi hermano por teléfono,

Tampoco hice el amor al intemperie.

Se que me lo soñé, que no pasó,

porque no se hacer otra cosa.

Yo a Garrincha no le he escrito nada,

Todo ha sido un sueño, de tigres y sombras.

No tengo porqué escribirle nada a Garrincha

Y quizá por eso me duele y lo sueñe.

Abro los ojos ahora, me importa un pito.

Yo sueño, y a veces, después ni lo recuerdo.

Tu, en la ausencia de mi tinta.

Piedra lanzada, dando botes en el agua.

Brasa de atardecer

Caída suave de telón,

Tu largo parpadeo a lo largo del cielo.

Tu, color desnudo

Y bronceado de metal sudoroso

¿Eres Caliente aún de noche?

Justo pensaba en que

estaba lleno de sal.

Que esta vez

no iba a sanar.

Estaba resignando

Y escribiéndote

una carta algo triste.

En Silencio

Pero los dedos

me pesaban

y apenas podían

empujar las teclas.

Justo en ese “entonces”

En un umbral de un

“hasta aca llegué,

me doy…”

Vi dos pájaros

muy verdes.

Habrán salido quizá

de mis manos,

o de alguien más 

que juega a soñarlos.

Vi los dos pájaros

que eran verdes

y que nunca antes

habían existido.