Conocer a Michelle Reis
Por algún lado escuché o leí (de seguro fue en una película, aunque creo que García Márquez tiene un cuento de algo similar) la historia de un tipo de cómo y cuando conoció a quien el creía era la mujer más hermosa del mundo. Contaba, como proeza heroica, que jamás imaginó tenerla a pocos metros cerca, ni mucho menos hablarle. Pues yo no soy tan optimista y la verdad que el título de “la mujer más hermosa del mundo” aún no se lo otorgo a nadie, dado que no soy un tipo que le guste hablar de absolutos, habiendo tantas mujeres hermosas. Aún así, la historia de este chavalo se me quedó por ahí rondando y cierta noche cepillándome los dientes, me vino la (fatal) idea de que yo nunca llegaría a conocer a Michelle Reis, quien para mí podría bien ser la mujer más hermosa del planeta. Fue una sentencia que me cayó bien pesada, y sin querer exagerar, fue como cuando de chico entendí que la muerte nos llega a todos o como cuando me resigné a la idea de que yo nunca llegaría a ser cosmonauta.
Esta bien, reconozco que soy un tipo exagerado y melodramático, conocer a Michelle Reis bien que mal es lo mismo que decir que conocer a muchas otras personas, pero algo me llegó a afectar profundamente. Cierto que conocer a muchas otras mujeres quizá me ilusione más, pero en particular una parte de mi se muere (o debería decir, murió) por conocer en persona a Michelle Monique Reis, una mezcla chino-portuguesa, de un metro setenta y uno, reina de belleza de Hong Kong nacida un buen sábado 20 de junio de 1970. En su currículum hay una larga lista de películas, la gran mayoría no las he visto ni tengo la menor idea de lo que traten, sin embargo me basto con verla en “Ángeles Caídos” para que le dedique este texto.
Pues bien, ya estando resignado a no tener más esperanzas por conocerla, creo que me puedo dar el lujo de liberar mi imaginación (acá casi escribo inteligencia en lugar de imaginación). Fantaseo como sería un improbable encuentro con esta actriz que menciono en el título. Primero mentalmente busco puntos en común que a lo mejor me conecten a ella, para ver si de alguna manera ideo alguna circunstancia. Ignoro si ella tendrá afición por la literatura (ojala que sí) y más aún si gustamos de los mismos libros, o inclusive si concordamos con gustos musicales. Supongo que el punto de encuentro obvio es que ella actúa y yo amo el cine, así que nuestro encuentro sería en la exhibición de alguna película (por motivos personales y porque acá ya se vale soñar con más imposibles, me doy el gusto de suponer que es el estreno de alguna de Wong Kar-wai). El lugar, continuando con mis fantasías (llamémoslas así, aunque suene patético ¿que más da?), sería en algún festival de cine, pero para mantener algún toque de realismo, digamos que sería alguno hecho en América Latina, dado que es más factible que yo esté en Buenos Aires o en el DF a que este en Cannes, San Sebastián, Venecia o Berlín.
Sería una noche lluviosa y tras de ver la película habría (creo yo, nunca me han invitado a una cosa de estas) vino y algún tipo de refrigerio. El lugar estaría lleno de artistas, gente del medio, prensa y un tico infiltrado. A lo mejor estaría acompañado de alguna amistad. Mi amigo (no sé porque pero tengo la impresión que estaría acompañado de un hombre, en lugar de una mujer) y yo estaríamos viendo como tener la oportunidad de acercarnos al director para sacarnos una foto y para saciar mi curiosidad de preguntarle si alguna vez ha considerado en realizar una película basada en algún texto de Cortázar o Borges (el hombre es un confesado aficionado a la literatura latinoamericana). Llegaríamos casi imponiéndonos en medio de varia gente y haríamos la de siempre en casos como estos: “Maestro, permítanos felicitarle por su obra…” (no, que asco... que frase de cartulina) Mejor algo así: “Señor, somos de Costa Rica, grandes admiradores de sus películas y quisiéramos felicitarlo por su trabajo… ¿lo molestaríamos con una fotografía?” Supongo le hablaríamos en inglés, pero a lo mejor el chavalo domina el español.
Mientras conversamos (en mi fantasía el maje es una persona muy accesible y amistosa) yo con el rabillo del ojo la divisaré en un grupo más pequeño de gente. Escuchando atentamente, sonriendo y asentando con la cabeza a sus interlocutores. Me separaría de mi amigo y lentamente me acercaría sin que ella me viera. Esperaría alguna pausa en la conversación y la saludaría. Acá, no sé si le extendería respetuosamente la mano o si sacaría provecho de mi background de latinoamericano y de plano me lance a darle un beso en la mejilla (quienes me conocen saben bien que haría). Le diría: “I just wanted to say that I really admire your work… You were wonderful on Fallen Angels…” Muy cuidadosamente y terriblemente nervioso, buscaría como hacerle una charla breve por lo menos. Le ofrecería alguno de mis cigarrillos costarricenses, y le preguntaría si alguna vez ha estado por el Caribe. Le preguntaría cosas generales, y le contaría de donde vengo y mis impresiones de su actuación, como me fascinó la película y su presencia en escena (quien sabrá que diablos significa eso), ya más en confianza, tal vez le recomiende irse de vacaciones a Guanacaste o Manuel Antonio. Dudo que nuestra conversación dure más de veinte minutos. No creo que me atreva de pedirle alguna dirección postal o un correo electrónico. A lo mejor hasta me de pena en pedirle una fotografía juntos. Aún así, si me tomara la foto con ella, la guardaría sin querer mostrársela a nadie. Aunque siendo como soy, la enmarcaría y estaría en un estante del mueble de la biblioteca. Por más que lo fuerce, en mi fantasía (cada vez que escribo esta palabra, la odio más) no me atrevería a decirle: “You are the most beautiful woman in the World” o “Since I first saw you on the screen I fell in love with you…” no por que sería una tremenda cursilería, si no porque no me veo diciéndole algo así.
¿Contaría después la anécdota, como el tipo de la película? No lo creo porque en verdad son pocos (o ninguno) de mis amigos cercanos quienes saben de Michelle Reis. ¿Que importancia tiene en conocerla o no? Sinceramente, no lo sé. Mi fantasía de cómo sería conocerle, no es muy ambiciosa, no pasa de un breve encuentro y ya. Estoy bastante seguro de que es prácticamente imposible, y no me hago de ideas, pero debo reconocer que me cuesta aceptarlo. Igual, ¿quien sabe? A lo mejor estaré más cerca de lo que jamás pueda imaginar bajo una enorme variedad de posibilidades, pero al no ser un tipo que a quien le abunde la buena suerte… supongo que ya captan lo que quiero decir.
Pero, en fin, no importa.
Si algún día en realidad la encuentre, le contaré que alguna vez escribí sobre conocerla y que hasta ese momento (y solo hasta ahí) nunca, pero nunca la creí posible.
2 Comentarios:
Espero algún día poder realizar cualquier cosa tan bien como ud escribe...me encanta
Cuidado compañero, que las cosas que suceden nacen siendo una idea.
Me gustan las fantasías, y procuro hacerlas realidad...
Yo le hubiera dado un beso en la boca a Jay K, y no en la mejilla de no ser porque me inhibieron los matones que lo rodeaban... Lo confieso. Pero también le di un abrazo. Y sí, se veía deseable a pesar del sudor post concierto, y sí, mejor ya me callo.
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